Autor: Richard Bach
Así es, el famoso Richard Bach tiene otra novela que no es
Juan Salvador Gaviota (Tiene muchas más, pero quiero destacar el hecho de que
la mayoría de la gente solo conoce a Juan Salvador).
Podría deciros que este es uno de mis libros favoritos.
(Aunque tiendo a criticar bastante la literatura de autoayuda,
pues la verdad no me agrada, en su mayoría dicen todas lo mismo y prácticamente
de la misma manera. En lo personal no la considero verdaderamente literatura si
no que, aunque los expertos en filosofía me acribillen por esto, la considero
filosofía común u ordinaria… en el buen sentido de la palabra).
Sin embargo, Ilusiones es un libro diferente, Bach tiene la
genialidad de “enganchar” al lector con una historia simple pero divertida
protagonizada por él junto a un particular amigo norteamericano que encuentra
en uno de sus viajes en biplano, y es a través de este personaje que tanto
Richard como el lector logran entender “el modo de dominar el mundo personal”.
“¿Qué sucedería si apareciera un auténtico experto, capaz de explicarme cómo funciona mi universo y cuál es el sistema para domeñarlo? ¿Qué sucedería si encontrara un superdotado… si visitara nuestros tiempos un Siddartha o un Jesús, con el poder sobre las ilusiones del mundo merced a su conocimiento de la realidad que se oculta detrás de ellas? ¿Y qué sucedería si le encontrara en persona, si pilotara un biplano y aterrizara en el mismo prado donde lo hago yo? ¿Qué diría este individuo y cómo sería?”
Son las interrogantes que Bach quiere responder en este
libro. En resumidas cuentas, habla de un Mesías en nuestros tiempos, pero que,
a diferencia de los otros mesías que hemos conocido a lo largo de la historia,
este se harta de las multitudes dependientes de él y decide renunciar a su
“trabajo”. No lo hace por egoísmo, lo hace porque se sentía aburrido de que
todos consideraran sus milagros un espectáculo y no una enseñanza.
Es en ese punto donde me quiero detener… actualmente estoy
leyendo Caballo De Troya de J.J. Benítez y las palabras del Mayor (personaje
que cuenta la historia central) ciertamente me han hecho reflexionar:
¿Verdaderamente hemos entendido las enseñanzas de nuestros mesías?. Yo no soy
cristiana, ni musulmana, ni judía, ni de ninguna religión (digamos) tradicional,
y es esta manera ligeramente objetiva de ver el mundo, la que me ha ayudado a
notar que (por lo menos los cristianos) tienden a interpretar a su manera y
conveniencia las llamadas “Sagradas Escrituras” (digo los cristianos porque es
con quienes he tenido mayor roce, desconozco cómo será con las otras creencias
religiosas). A veces me gustaría conocer a un sabio maestro (un profeta o mesías) para saber de
primera fuente qué es lo que se nos quiere enseñar realmente, porque la verdad,
estas interpretaciones son las que nos han dejado en el mundo que vivimos
actualmente, escrito con una sangrienta historia… un mundo de odio y
conflictos, cuando lo que todos los Profetas han dicho es que debemos amarnos,
respetarnos y tolerarnos.
Bueno… de todas maneras, si leen Ilusiones de manera superficial solo entenderán el mensaje de “Querer es poder”. Les aconsejo que lean este libro con la mirada que les presento en el párrafo anterior y más que una enseñanza, descubrirán otra forma de ver el mundo.
Mi versión del libro tiene 140 páginas… yo lo leo en un día.
No lo digo por presumir, solo es para que sepan que es un libro sencillo de
leer, no solo la historia es entretenida, sino que también lo es el formato en
que está presentado (al menos en mi edición)… las primeras páginas parecieran estar
escritas a mano por un auténtico mecánico ¡Si hasta tiene huellas de aceite en
los bordes!...
Reitero: Vale la pena invertir vuestro tiempo y dinero (si
es que lo compran) en esta obra. De verdad, no se arrepentirán.
Saludos y “sigan mirando al cielo”…
P.D. En cuanto termine Caballo de Troya haré una recomendación de este (sobre todo para quienes no entendieron mi comentario al respecto).
P.D. 2 Me disculpo si ofendí a alguien con mi comentario religioso, solo es un punto de vista, no lo escribí a modo de ofensa.