“Quince hombres sobre el cofre del muerto.
¡Yo-ho-ho! ¡Y una botella de ron!
La bebida y el diablo se llevaron el resto.
¡Yo-ho-ho! ¡Y una botella de ron!”
Autor: Robert Louis Stevenson
Esta semana presento esta obra a modo de logro personal,
pues desde pequeña, siempre quise leer este libro y por distintas razones no
pude hacerlo hasta ahora.
No sé si fue la pequeña letra de la edición o el pánico que
me produjo el hecho de que el libro (que había pedido en la biblioteca pública)
se desarmara a mitad de lectura, pero, no era precisamente lo que esperaba. Tal
vez debí leerlo mucho antes, así no imaginaría una mejor historia (quizás no
mejor, pero se veía más interesante en mi imaginación de lo que realmente era).
Como muchos saben, la historia trata sobre un jovencito
llamado Jim Hawkins, quien vive con sus padres en una posada en el siglo XVIII,
a este lugar llega un misterioso personaje, de malos modales y una cicatriz en
el rostro, que se divertía impresionando a los demás alojados con crueles
historias de piratas, bebiendo ron y cantando la famosa canción (citada al
inicio de este post)… como ya todos sabrán este personaje huía de sus antiguos
compañeros con el mapa de un tesoro (he ahí el nombre de la novela). El padre
de Jim muere cuando el “Capitán” (como llamaban al misterioso hombre) aún vivía
(acabo de hacer dos spoilers, perdón para los que aún no leen la novela), y
tras este evento es que, Jim descubre el nombre del hombre de la cicatriz y la
razón por la que le pedía que vigilase que no llegase “el hombre de una pierna”…
a riesgo de seguir adelantando la historia a quienes no la conocen no
continuaré explicando la trama. Solo quiero agregar, como opinión personal (pero MUY
personal) me encantó el personaje de John Silver y su inseparable compañero, el
capitán Flint (quienes hayan leído la historia comprenderán), siento que eran
quienes le daban un toque más “piratezco” a la historia.
La historia es precisa. Sí, esa es la palabra que resume
perfectamente en mi cabeza lo que pienso de esta obra: Precisa. Regularmente
cuando me hablan de piratas, imagino un montón de historia de aventuras, con
enfrentamientos entre naves de alguna Armada Real y la de los bucaneros, búsquedas de
tesoros por tierras desconocidas, motines con toda la planificación que esto conlleva,
y por supuesto ron, mucho ron y enfrentamientos en cantinas (¿Entienden la
idea? Hablo de cosas épicas y divertidas). Puede que esta historia sea en
realidad más realista, y que tal vez por eso no me agradara tanto como pensé que lo haría. Aquí podemos
ver a los hombres en las peores de sus facetas, hombres crueles que matan sin escrúpulos
si ven que sus turbulentos planes están en riesgos, codiciosos pillos que solo
quieren dinero fácil, etc…
En resumen, si planean leer esta historia, prepárense para
leer precisamente lo que ofrece: la búsqueda de un tesoro en una isla, ni más,
ni menos. No se dejen engañar por el pirata con un loro en el hombro que podría
aparecer en la portada de su edición, porque piratas casi no aparecen, solo
hombres avaros, embusteros, que cuentan que en su pasado fueron, conocieron, o
vieron piratas… solo los “héroes” de esta historia son hombres de palabra, del
resto no se puede confiar ni por compasión.
No por esto no recomiendo la historia, sé que es
contradictorio, pero tampoco digo que sea mala, no soy quien para abuchear a un
Best Seller de la literatura universal. Me gustó pero no era lo que esperaba.
Pueden leerlo con sus hijos, hermanitos, sobrinos, etc... creo que ese es mi
consejo, disfrutarlo con algún niño, cuya imaginación saboreé la simplicidad de
la historia y los contagie de maravillarse con ella.
Muchísimas gracias si leyeron hasta el final y lamento si
mis ideas fueron algo confusas pero es así como me sentí con esta obra, escribo
de la manera más honesta posible para que mis opiniones sean sinceras hacia
ustedes.
Saludos.
P.D. Declaro ser consciente de que la palabra “Piratezco” no
existe pero me gusta usarla cuando me refiero a cosas de piratas.
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