Ya me desahogué y les expuse un libro que a mí me gustaba (Post anterior).
Ahora vamos con un clásico para que puedan comentar. Bueno, supongo que no tan
clásico… pero es bastante conocido.
Si les soy sincera, este es mi escritor favorito.
No sé si fue la capacidad de asombro de la época la que lo
llevó a definirlo como parte del género de terror, pero yo lo clasifico como
psicológico. Estamos hablando de un poema escrito en una época donde casi todo
era mal visto socialmente y alguien que negaba a Dios era una abominación, poco
a poco la sociedad hundió a Poe por estas causas. Lamentablemente esa depresión
en la que cayó fue la que lo llevó a escribir historias tan asombrosas y poemas
tan hermosos…
A veces pienso que eso es lo que necesitamos en esta época: (no
gente depresiva, de esos sobra y aquí tienen a una) necesitamos capacidad de
asombro. Creemos que ya lo sabemos todo y juzgamos cosas malas como buenas y
cosas buenas como aburridas y por lo tanto malas… pero como un amigo me dijo
hace unos días: “no eres quien para juzgar los gustos ajenos” así que mejor me
callo (es una expresión)
En fin. A lo que me compete.
Aquí les dejo el poema traducido literalmente (ligeramente
adaptado por mí pero solo en algunas palabras), me llevó toda la semana así que
espero que les guste. Ahora, ¿Por qué literalmente? Porque, si bien no se
aprecia el estilo poético del poema (rimas sobre todo), así podrán comprender
lo que este señor nos quiso decir exactamente y cada quien hace sus
interpretaciones, como ya les dije, (y si me hacen el favor) léanlo desde una
perspectiva más psicológica.
El poema está escrito en verso, de a seis versos por estrofa.
Es todo en lo técnico que les puedo decir, el resto véanlo por ustedes mismos.
El Cuervo
Edgar Allan
Poe
Un día, al
término de una lúgubre medianoche, en que me hallaba cansado y triste,
inclinado
sobre un raro y antiguo libro de olvidada ciencia,
cabeceando,
semidormido. Oí de pronto un suave golpe,
como si
silenciosamente golpearan, golpearan a la puerta de mi habitación
“Es un
visitante –me dije- golpeando suavemente
la puerta de mi habitación.
Eso es todo
y nada más.”
¡Ay, que
claro recuerdo de aquel frio Diciembre!
Fantasmas de
mortecinas brasas reflejados en el suelo.
Angustioso
deseo de un nuevo día; Rogando en vano
a mis libros
que den descanso a mi dolor, dolor por la pérdida de Leonora,
la única
resplandeciente virgen, llamada Leonora por los ángeles.
Ahora ya sin
nombre por la eternidad.
El
escalofriante y triste crujido de la seda de las cortinas purpura
me llenaba
de fabulosos terrores nunca antes sentidos.
Y ahora,
aquí de pie, silenciado el latir de mi corazón, repito nuevamente:
“Hay una
visita en la puerta de mi habitación que desea entrar,
una visita
en la puerta de mi habitación que desea entrar a deshoras.
Eso es todo
y nada más”
Mi alma
comenzó a volverse fuerte; y sin más vacilaciones…
“Señor
–dije- o señora, le imploro me perdone;
pero la cosa
es que estando yo adormilado viniste
y tan
silencioso tocaste, tocaste a la puerta de mi habitación,
que apenas creí
que le oía” Abrí entonces de par en par la puerta:
Oscuridad y
nada más.
Escrutando a
fondo aquella negrura, estuve largo rato, asombrado, temeroso,
dudoso,
soñando sueños que ningún mortal jamás se haya atrevido a soñar;
Pero el
silencio era inquebrantable y la quietud callaba
y la única
palabra que ahí se oía, era el susurro de una palabra: “¿Leonora?”
Lo musité en
un susurro y el eco me lo devolvió el un murmullo la palabra: ¡Leonora!
Esto fue
todo y nada más.
De vuelta en
mi habitación mi alma entera se quemaba por dentro.
Pronto oí
golpear nuevamente con más fuerza que antes
“Estoy
seguro –me dije- estoy seguro que algo ocurre en la reja de mi ventana.
Permítete
ver lo que ahí ocurre para que puedas explorar el misterio.
Permítete
que tu corazón se calme un momento para que puedas explorar el misterio.
Es solo el
viento y nada más”
De golpe
abrí la ventana, cuando, con un suave batir de alas,
entró un majestuoso
cuervo de los santos días pasados,
sin una
pizca de reverencia, ni un momento de silencio,
con con
aires de gran señor o gran señora, se posó sobre el dintel de mi puerta,
se posó en
el busto de Palas sobre el dintel de mi puerta,
y posado allí
se quedó, inmóvil y nada más.
Luego, este
pájaro de ébano cambió mis dolorosas fantasías por una sonrisa,
con el grave
y serio decoro con que revestía su aspecto,
“Pese a tu
mocha y mutilada cresta –le dije- espero que no seas un cobarde,
viejo y
horrible cuervo amenazador fugado de la rivera nocturna
¡Dime cuál
es tu nombre en la rivera de la Noche Plutónica!
Y el cuervo
dijo “Nunca más”
Mucho me
asombró que pájaro tan desgarbado, se expresara con tal claridad,
aunque su
respuesta significaba muy poco y era poco pertinente.
Es que no
podemos más que coincidir en que ningún humano vivo
ha sido honrado
solo por ver un pájaro sobre el dintel de su puerta,
pájaro o
bestia posado sobre el esculpido busto del dintel de su puerta,
con semejante nombre: Nunca más.
Pero el cuervo, posado solitario
sobre el placido busto, dijo solo esas palabras,
como si derramara toda su alma en aquellas
palabras
y nada mas dijo, ni movió una sola
pluma,
entonces yo me dije en un
murmullo: “Otros amigos se han ido antes,
en la mañana él también me
abandonará, como han hecho antes mis Esperanzas”
Y entonces el pájaro dijo: “Nunca
más”
Sobresaltado por la calma rota
con tan acertadas palabras dichas,
“Sin duda –me dije- lo que dice
es todo el repertorio que ha aprendido,
capturado por un amo desdichado
quien sin misericordia fue Seguido por una
rápida Desgracia y fue seguido
cada vez más rápido hasta volverse un lamento[1],
hasta que las quejas de su
melancólica Esperanza se volvieron un lamento
de ‘Nunca más’”
Pero el cuervo logró arrancarme
una sonrisa pese a mis tristes fantasías,
coloqué una cómoda silla frente
al pájaro, al busto y la puerta;
Entonces, hundiéndome en el
terciopelo, empecé a relacionar
fantasía con fantasía, pensando en
lo que este antiguo pájaro de mal agüero,
lo que este huraño, desgarbado,
horripilante, detestable, antiguo pájaro de mal agüero
quería decir al graznar “Nunca
más”
Me hallaba pensando sentado, pero
sin decir silaba alguna,
frente al pájaro cuyos ojos como
tizones ardientes quemaban hasta el fondo de mi pecho;
Esto y más fantaseaban, con mi
cabeza posada
sobre el mullido forro del cojín,
iluminado por el resplandor de la lámpara,
pero en ese terciopelo iluminado
por el resplandor de la lámpara
¡Ah! ¡Ella no volvería a posarse
nunca más!
Entonces, pareció, que el aire se
hacía más denso, perfumado por un invisible incensario
mecido por serafines cuyas
pisadas tintineaban en la piso alfombrado
“¡Desgraciado –lloré- tu Dios te
ha concedido, mediante estos ángeles te ha enviado
a una tregua, tregua de nepente por
tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce
Nepente y olvida a esa perdida Leonora!”
Y dijo el cuervo: “Nunca más”
“¡Profeta! –yo dije- ¡Objeto del
mal! ¡Profeta aun, seas pájaro o demonio!
Ya seas enviado del Tentador, o
si la tormenta te arrojó a este refugio
desolado, imperturbable, a esta
desértica tierra encantada,
en esta casa embrujada por el
Horror, dime, de verdad te imploro,
¿Está… está ahí el bálsamo en Galad?
Dime, dime, ¡Te lo imploro!
Y dijo el cuervo: "Nunca más"
“¡Profeta! –yo dije- ¡Objeto del
mal! ¡Profeta aun, seas pájaro o demonio!
Por ese Cielo que se dobla por
sobre nosotros, por ese Dios que tanto adoramos,
dile a esta alma cargada de
dolor, si en el remoto Edén,
podrá abrazar a la santa doncella
que los ángeles llaman Leonora,
abrazar a la única y radiante
doncella que los ángeles llaman Leonora”
Y dijo el cuervo: “Nunca más”[2]
“¡Que esa sea nuestra señal de
partida, pájaro o espíritu maligno! -Grité presuntuoso-
¡Regresa a la tormenta y a la rivera
de la Noche Plutónica!
¡No dejes atrás pluma alguna como
muestra de la mentira que tu alma ha dicho!
¡Deja mi inquebrantable
soledad! ¡Quítate del busto que hay
sobre mi puerta!
¡Aparta tu pico de mi corazón y
tu figura del dintel de mi puerta!”
Y dijo el cuervo: “Nunca más”
Y el cuervo, nunca voló, aún está
posado, aún está posado sobre
el pálido busto de Palas justo
sobre el dintel de mi puerta;
Y sus ojos tienen la apariencia
de un demonio que está soñando,
y el resplandor de la lámpara que
lo ilumina, proyecta su sombra sobre el piso;
¡Y mi alma, de esa sombra que
flota sobre el piso
no podrá librarse… nunca más!
Algún día haré un post con El Gato Negro |
Espero que les haya gustado, no se olviden de comentar para
saber que toda la semana traduciendo el poema no fue en balde.
Nota: La verdad estuve leyendo algunas adaptaciones y me
parecieron horribles, por eso decidí hacer mi propia adaptación al español
Saludos y gracias por leer.
P.D. Siempre que leo este poema me acuerdo de la canción…
hay un disco llamado Legado de una Tragedia donde varios artistas españoles cantan
la biografía de Poe (Para los fanáticos del rock estilo Mägo de Oz,
Stravaganzza o similares, sobre todo) aquí les dejo el link de la canción por
si quieren oírla y ¿Por qué no? Oír todo el disco…